En la habitación la decoración es sobria y confortable, nos esperan dos batas blancas que son el uniforme, con el que puedes moverte por el recinto, cruzando el frondoso parque que separa el hotel del balneario y la piscina.
A las 5,30h tenemos cita con la masajista (Hay que reservar por teléfono 924 36 51 06 )
Es un placer moverse con la batita y el pelo mojado, para suavizar el efecto del calor sobre el organismo.
Paseamos despacio, hacia el balneario entre las hortensias y helechos que proliferan en los sitios mas frescos.
Alange es, sin duda, uno de los balnearios romanos únicos en el mundo con dos termas circulares techadas en cúpula, declaradas monumento nacional y en funcionamiento todo el año.
El agua de Alange procede de un manantial minero-medicinal con un caudal de 5 litros/segundo y a una temperatura de 28º. Se origina en capas muy profundas de la tierra, enriqueciéndose en su ascenso de energía alfa (radón 222 y 226) y minerales como el litio, carbonatos y bicarbonatos de sodio, magnesio y calcio, lo que la sitúa entre las pocas de Europa especialmente indicada para el sistema nervioso. Su particular composición permite que, siguiendo los tratamientos y prescripciones de los médicos especialistas, también se obtengan beneficios en afecciones del aparato locomotor cardio-respiratorio, ginecopatías y alergias.
Para bañarse en la terma de agua templada (13 € por 20 Minutos), hace falta gorro (2 €) y pasar por la ducha de presión que Maribel maneja a la perfección, mientras, da toda una serie de explicaciones histórico terapéuticas, con una voz dulce y entusiasta, que te adentra en un estado de trance y un viaje en el tiempo.
Cuando me sumerjo en el agua tibia, de color azulado, siento enseguida su su efecto relajante en mi, voy buscando los chorros de hidromasaje, nado de un lado al otro a cámara lenta entre momentos de reposo, hago la tabla de flotación mirando al techo, la clarabolla por donde entra un rayo de sol que ilumina toda la cúpula.
Es un momento inolvidable que bien vale haber venido hasta aquí, y que me transporta a la antigua Roma.
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