Viajados

A 215 Km de Madrid por la NV, hemos elegido un destino clásico, para vivir un par de días en un castillo verato del norte Extremeño.

Desde Navalmoral a Jarandilla hay muy pocos kilómetros por la "EX-119", pero el cambio de paisaje es enorme y la temperatura baja varios grados.

Para nuestra estancia en la Vera hemos elegido el parador de Jarandilla, Castillo de los Marqueses de Jarandilla y Condes de Oropesa, bella construcción militar del siglo XV que fue morada de Carlos V antes de trasladarse al monasterio de Yuste.

La entrada al castillo es majestuosa, a través de una enorme puerta pasamos al patio, donde tomaremos un refresco antes de subir a la habitación en la parte antigua, entre las torres (doble superior 150€ consultar fechas y ofertas)

El entorno del Parador es muy frondoso y agradable. El aparcamiento cómodo pero demasiado soleado en verano.

Antes de comer probaré la piscina, que a estas horas está poco concurrida y haré un par de largos para abrir el apetito. Está muy bien cuidada y el agua no podría estar mas clara.

Llegamos tarde a comer pero nos atendieron de maravilla, el comedor es muy confortable, al estilo más palaciego y la cocina una fábrica de placeres que fueron desfilando por nuestra mesa.

Como siempre que uno viaja a Extremadura, no puede faltar entre los entremeses el mejor jamón ibérico y la tabla de quesos de la tierra antes de abordar sofisticados platos y postres caseros de postín.

Para acompañar la comida, un buen vino de la Ribera del Guadiana como el Blanco Joven de Romale ya que nos hemos decantado por las verduras.

Tomaremos el café en la terraza de nuestro palacio de ensueño, pues en el interior los humos no son de recibo.

Afrontamos la tarde con algo de pereza pero con curiosidad por conocer un poco más Jarandilla, que es un pueblo muy agradable con buenos espacios verdes.

En Jarandilla son famosas las fiestas de los escobazos el 7 de diciembre, una vieja tradición basada en las antorchas, las canciones y el vino de Pitarra. También el 15 de septiembre son las fiestas del Cristo, donde predominan el ambiente taurino y de peñas.

Esta tarde visitaremos el monasterio de Yuste www.yuste.org retiro de Carlos V, hoy convento de monjes y lugar de peregrinaje, guarda el sabor del pasado ilustre de sus moradores.
Si quieres visitar consulta los horarios.

En el parking del monasterio conocemos a un simpático mini agricultor que nos relata las maravillas de sus productos caseros. Entre ellos tomates, higos, ciruelas, pimentón, vino y aceite. Todo de su propio huerto.

Para cenar un amigo de Jarandilla nos recomienda el Bar Restaurante Leti, donde ponen los mejores morros de la región y en su terraza en la avenida corre un aire fresco, muy apetecible.

Jarandilla no es un pueblo de mucha marcha, pero tiene una buena cervecería "Gante" frente al parador donde se pueden degustar más de 25 marcas de cerveza, entre ellas una de cáñamo que me apresto a probar.

Otra cerveza interesante, el Legado de Yuste, es la cerveza del Emperador fabricada por Heineken en Sevilla. De color bronce, con espuma ligeramente tostada y un agradable aroma a caramelo. Según dicen proviene de la receta que Carlos V trajo de flandes con su propio maestro cervecero.

Otro del los productos estrella de la Vera es el pimentón que Cristóbal Colon presentó a los Reyes Católicos en Guadalupe, en su ofrenda de productos exóticos de ultramar, los monjes de Yuste se encargaron de cultivarlo en el microclima de esta zona, y lo elaboraban en los molinos harineros de las gargantas. (1€) con denominación de origen.

Volver a casa es algo especial cuando es un fantástico castillo medieval, aunque es una pena que no se ponga en marcha la iluminación artística.

Es el momento de disfrutar de la vida interior, para la que fueron concebidos estos espacios tan amplios y del recogimiento de nuestra alcoba de colores cálidos, que cómo no, dispone de una fantástica cama de 2X2 y una relajante bañera de chorros, apta para dos personas.

En verano, nada mejor que dormir con la ventana abierta y dejar entrar el frescor, para acabar debajo de las sábanas.

Tras el desayuno, un espléndido bufet para disfrutar con tiempo, vamos a dar una vuelta en coche para visitar algunos pueblos de la Vera.

Garganta de la Olla es uno de los lugares mágicos de la zona, encajonado al pie de la montaña es un museo de historias.

Hace años conocí el museo de la inquisición, que un señor mayor mantenía en su propia casa, absolutamente repleta de aparatos de tortura originales, que venían directamente de la más oscura edad media.

Más arriba sigue una pequeña carretera, que serpentea dentro de un bosque de robles y helechos, hasta la cima de la ladera donde encontramos el pueblo más alto de Extremadura, Piornal, aquí se celebra una de las fiestas más peculiares, en pleno invierno, un monstruo de colores atraviesa la población tocando el tambor y los mozos le arrojan nabos para espantarlo, es el Jarrampla, mito viviente de la cultura serrana.

La naturaleza de esta zona es exuberante en las laderas y sobria en las cimas, que en invierno se cubren de nieve.

De vuelta a nuestro castillo verato, tomamos un rato para admirar la exposición de esculturas de Francisco Hernández - Cano Tenado natural de la villa.

La clasificación por estrellas es una referencia nuestra que se basa en nuestra experiencia.

Una estrella establecimientos que no hemos probado, más estrellas es nuestra recomendación basada en nuestra experiencia.